El futuro de TikTok en Estados Unidos, que parecía sellado por una ley que obliga a su venta, acaba de entrar en un terreno de incertidumbre. El protagonista de este giro inesperado es Donald Trump, quien, en un cambio radical de postura, ha sugerido que podría estar abierto a extender el plazo para que la empresa china ByteDance venda la popular aplicación.
Este cambio de tono ha generado una pregunta clave en millones de usuarios y en el mundo tecnológico: ¿por qué el mismo político que una vez declaró a TikTok una “amenaza para la seguridad nacional” ahora parece darle un respiro? La respuesta parece estar en una mezcla de estrategia política y un reconocimiento del inmenso poder de la plataforma.

De “Amenaza Nacional” a Herramienta de Campaña
Recordemos el contexto: en abril, el presidente Joe Biden firmó una ley que da a ByteDance, la empresa matriz de TikTok, un plazo de hasta un año para vender sus operaciones en Estados Unidos a un comprador local. De no hacerlo, la aplicación enfrentaría una prohibición total en el país. La razón principal argumentada fue la preocupación de que el gobierno chino pudiera acceder a los datos de los usuarios estadounidenses.
Sin embargo, en declaraciones recientes, Trump ha minimizado estas preocupaciones. Según un reporte de Forbes, el expresidente afirmó que los riesgos de seguridad nacional asociados a TikTok están “muy sobrevalorados“ y sugirió la posibilidad de retrasar la prohibición una vez más.
Este cambio no ocurre en el vacío. Hace apenas unos meses, el propio Trump se unió a TikTok, acumulando millones de seguidores en tiempo récord. Su campaña ha comenzado a utilizar la plataforma activamente para conectar con un electorado más joven, un grupo demográfico crucial de cara a las próximas elecciones. Prohibir la app significaría cerrar un canal de comunicación directo con esos votantes potenciales.
¿Qué significa esto para los usuarios y posibles compradores?
La postura de Trump introduce una nueva variable en el complejo tablero de ajedrez de la venta de TikTok.
- Para los usuarios: A corto plazo, es una buena noticia. La posibilidad de una extensión del plazo aleja el fantasma de una prohibición inminente, permitiendo que los creadores y usuarios continúen utilizando la plataforma con mayor tranquilidad.
- Para ByteDance: Gana tiempo. Un plazo extendido le daría más margen para negociar una venta en mejores términos o para continuar su batalla legal contra la ley que considera inconstitucional.
- Para los posibles compradores: Aumenta la incertidumbre. Aunque Trump ha mencionado que “hay compradores en EU” interesados, como se reportó en El CEO, su cambio de postura podría enfriar la urgencia de cerrar un trato multimillonario si el riesgo de prohibición disminuye.

Un Futuro Escrito en Tiempos Electorales
La situación de TikTok en Estados Unidos ha dejado de ser un debate puramente tecnológico o de seguridad para convertirse en una pieza más de la estrategia política. La sugerencia de Trump de extender el plazo no es una garantía, pero sí una señal clara de que su percepción sobre la app ha evolucionado, viéndola menos como una amenaza y más como una oportunidad.
Por ahora, la cuenta regresiva para la venta sigue activa, pero el reloj podría ralentizarse. El destino de los bailes, los tutoriales y las tendencias virales para 170 millones de estadounidenses parece estar, una vez más, en manos de la política.